lunes, 1 de julio de 2013
TO – TÓ
Dolores era feliz, por fin, en el último cuarto de su vida, gracias a un prodigioso accidente cerebral, que, según el doctor Martos, “había hecho estragos en su área de Broca”. Su juicio seguía siendo el mismo, pero había desaparecido esa acritud que marcó su vida, esa mueca desastrosa que labró en sus labios un gesto fino y apretado; de envidia, de genio, de rabia. Ahora se sentía joven, llena de vida, todo le parecía bonito y en su boca se dibujaba una sonrisa permanente. Desde aquel fatídico día en el que se sintió morir, de su boca solo salían dos sílabas: to – tó, moduladas y entonadas alegre y convenientemente según la ocasión. Sus hijos creían que había perdido la facultad de hablar, pero solo ella sabía la verdad: Era feliz, no tenía nada más que decir.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Qué sensación más bonita...
ResponderEliminarAbrazos
Gracias, me gusta crear sensaciones.
EliminarEs precioso...
ResponderEliminar... y real.
EliminarNunca imaginé que un par de sílabas separadas por un guion escondieran tanta felicidad y tanta ternura.
ResponderEliminarMe gusta la historia que has tejido para esta ocasión.
Un besote MA.
Laura, las sílabas, como todo lo demás, lo breve si bueno....
ResponderEliminar¿no hay mal que por bien no venga?
ResponderEliminarPotente y lúcido